Siempre me he sentido fascinado por el cuerpo.
Como si el verdadero tesoro que a veces buscamos tan lejos fuera en realidad nuestro propio cuerpo.
Pese a todos nuestros conocimientos, el soplo de vida que nos anima continúa siendo un milagro.
Para mí, una pintura lograda es aquella que, más allá del realismo o de las decisiones formales, capta este misterioso y maravilloso soplo.